lunes, 27 de julio de 2015

¡Venezuela... territorio de lo posible! ¿O el territorio imposible?

Hace algunos años atrás Venezuela era conocida como el territorio de lo posible, no sólo por su clima maravilloso, sino también por sus impresionantes paisajes de llanuras seguidas por parte de la cordillera de los Andes, para luego dilucidarse las costas cristalinas del Mar Caribe. Visitar los ancestrales tepuys, majestuosos, imponentes, misteriosos, dueños únicos del salto de agua más alto del mundo el Salto Ángel, bueno es que estaría horas describiendo las maravillas naturales que tiene mi país desde la Península de La Goajira hasta Santa Elena de Uairén. También era el territorio de lo posible, porque era la tierra de las oportunidades y que siempre le ha abierto los brazos a todo aquel inmigrante que deseaba trabajar, emprender y crecer en este maravilloso país. Era un país en el que las familias podíamos ser eso, familias. Era la Venezuela en vías de desarrollo, pujante, la del progreso constante,  con gente alegre, trabajadora, luchadora. Era nuestra Venezuela. 
Ahora el territorio de lo posible aquel, se ha convertido en una pesadilla tercermundista, en la que seguro te atracan, en la que es posible te quiten la vida cuando salgas de tu casa (o en el peor de los casos dentro de tu casa), donde es imposible hacer las compras de productos básicos sin tener que someterse a la humillación de una cola para obtenerlos (y no la cantidad deseada, sino la impuesta), en la que es inconcebible obtener una calidad de vida digna; aquí, en esta Venezuela, nos estamos acostumbrando a no tener momentos de esparcimiento sano, por miedo a ser atracados o asesinados, se ha convertido en el receptáculo de la escoria humana que solapa el malandraje, aplaude la corrupción, aúpa la viveza chabacana, al igual que la pereza colectiva de trabajar dignamente. En esto nos han convertido estas sátrapas, delincuentes recién vestidos, alias "gobernantes", quienes nos están tratando de quitar nuestros últimos vestigios de dignidad y cordura.
Esto debe parar. No podemos seguir permitiendo este ultraje a nuestra verdadera identidad, a nuestra gente, debemos parar este insulto constante a nuestra inteligencia, debemos salir a la calle a luchar por nuestros derechos. Este país es nuestro, no de esa horda de mal vivientes, narcotraficantes, petrovampiros,  que nos están tratando de robar nuestra esencia y nuestra vida.

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